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Aprendiendo a vivirReflexiones

La autoayuda no siempre es bonita: crecer también es perder

Jaleez Fonseca
17 de julio de 2025
By 17 de julio de 2025julio 21st, 2025No Comments
foto freepik

Vivimos en una era donde el crecimiento personal parece venir envuelto en frases de Instagram, colores pasteles y afirmaciones luminosas. Se ha vuelto casi una moda «trabajarse», hacer “journaling” con café al lado, leer libros de autoayuda con portadas motivadoras y compartir en redes el último taller espiritual tomado. Pero hay una parte del crecimiento que nadie te cuenta, esa que no se ve bonita, que no se publica, y que, sin embargo, es la más poderosa: la parte donde se pierde.

Crecer no siempre es sumar. Muchas veces es restar: personas, creencias, rutinas, apegos. Es mirar de frente relaciones que ya no nos nutren, entornos que nos drenan, formas de pensar que ya no se ajustan a lo que somos. Y duele. Porque, aunque esas piezas ya no encajen, han sido parte de nosotras. Porque, aunque sabemos que merecemos algo mejor, soltar siempre da miedo.
En ese proceso de transformación, es normal sentirse perdido, confundida, incluso agotada. No se trata de estar rota, sino de estar en obra. El alma también necesita su tiempo de demolición antes de levantar nuevos cimientos.

Hay un momento del camino donde el silencio reemplaza al ruido, donde los amigos se reducen, pero la autenticidad crece, donde te das cuenta de que prefieres la soledad a la falsedad, y la coherencia al aplauso.

Esa parte, aunque poco glamorosa, es profundamente liberadora. Porque una vez que atraviesas la incomodidad de dejar ir, llegas a ti. A tu versión más honesta, más simple, más real.
Y en ese nuevo espacio, comienzas a verte con otros ojos. Dejas de pedir permiso para ser quién eres. Ya no necesitas explicar por qué te alejaste, por qué ya no ríes en los mismos lugares o por qué el silencio se volvió tu respuesta favorita. Te reconoces en tu vulnerabilidad, y desde ahí, eliges con más claridad, con más amor propio.

El crecimiento personal no es un destino final, sino un constante movimiento entre lo que eres, lo que ya no quieres ser, y lo que estás descubriendo que puedes llegar a ser. Y en ese viaje, también se llora, se cierran puertas, se desarma para volver a construir.

A veces, crecer significa defraudar expectativas ajenas. Significa dejar de cargar historias que no son tuyas, soltar culpas heredadas, y perdonarte por no haber sabido antes lo que hoy comprendes. Crecer también es aprender a poner límites, a decir no con firmeza y sí con el corazón en paz.

Así que si estás en una etapa donde sientes que estás perdiendo cosas, personas o seguridades… no te asustes. Tal vez solo estás creciendo.
Y eso, aunque no se vea bonito, es lo más valiente que puedes hacer por ti.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."
Juan 3:16