
Los lácteos dentro de una alimentación balanceada, no solo por su aporte nutricional, sino también por su aporte de vitaminas como la A y la D, que contribuyen al fortalecimiento del sistema inmunológico.
“La leche es un alimento de alta densidad nutricional; por su contenido de calcio, resulta clave en la prevención de enfermedades como la osteoporosis; y especialmente valiosa en etapas de crecimiento y envejecimiento”, explicó el nutricionista Francisco Herrera Morales.
Verdades nutricionales respaldadas por la ciencia:
● La leche hidrata después del ejercicio gracias a su contenido de agua, electrolitos
como sodio y potasio.
● No contiene preservantes: su durabilidad se debe al proceso de pasteurización, que
no afecta los nutrientes esenciales como el calcio o las proteínas.
● No provoca acné: no existe evidencia científica que respalde esa creencia. Por el
contrario, la leche aporta vitamina A, importante para la salud de la piel.
● La leche entera no engorda: como parte de una alimentación balanceada, puede
generar saciedad y favorece la absorción de vitaminas liposolubles.
● La leche deslactosada tiene el mismo valor nutricional que la leche regular, con la
diferencia de que no contiene lactosa.
Según Herrera, los productos lácteos fermentados como el yogurt y el Kéfir, desempeñan un papel clave: “Podrían contribuir a mantener un equilibrio saludable del microbiota intestinal, regular el tránsito digestivo y fortalecer la función inmune, gracias a su contenido de probióticos y cultivos lácticos”.